El nadador Miguel Durán ante el sueño de cualquier deportista, los Juegos Olímpicos

 


En la conversación que mantuvimos, primeramente, Miguel Durán nos narra que los días previo a esta prueba se encontraba bien físicamente pero en la primera jornada de competición, en los 200 libres, no obtuvo el rendimiento deseado provocado seguramente “por la presión que tenía por hacer mínima para los Juegos”. De hecho, Miguel Durán confía en conseguir la mínima también para los 200 “ahora que me encuentro sin presión y mucho más tranquilo después de asegurarme mi participación en los 400”, donde actualmente tiene la novena mejor marca del mundo. Por tanto, su objetivo final es poder participar en Río de Janeiro en 200 y 400 (actualmente posee ambos récords de España) y en el relevo 4x200.
Miguel Durán reconoce que la sensación que tuvo cuando tocó la placa y se vio ya en Río de Janeiro fue indescriptible. “Conseguí mi meta, para lo que he trabajado toda mi vida. Todo el sacrificio ha merecido la pena”.

Un aspecto fundamental en estos deportistas tan jóvenes es la gestión de la presión, de la ansiedad que provoca tener que conseguir una marca mínima. Durán reconoce que, tras la mala actuación en los 200 metros libres, la ansiedad podría estar jugando en contra de sus intereses. Por ello, al día siguiente se dio de baja en el 100 libre, dado que su entrenador le recomendó que se aislara de la competición. “Intenté no pensar mucho en la natación. Fue un día muy duro, pero conseguí en la

jornada siguiente nadar sin pensar en la mínima y conseguir mi objetivo en los 400”.

Miguel Durán vino los siguientes días a Almendralejo a celebrar el triunfo con su familia. “Me sorprendió que al verme la gente por la calle, me reconocían y me daban la enhorabuena. Estoy muy agradecido a Almendralejo, que siempre me ha apoyado mucho, y que reconoce los méritos que consigue un deportista individual”.
En relación a la planificación deportiva seguida por este nadador, de septiembre a principios de marzo estuvo nadando mucha distancia, “mucha carga, de máximo volumen”. Y las semanas antes de la competición, “se afina la técnica, los volteos, salidas, llegadas, etc. y se reduce el volumen de entrenamiento”. Durán también tiene un psicólogo deportivo con el que trabaja una vez por semana y reconoce que esta faceta es fundamental.

De cara a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde su objetivo es entrar en la final, la planificación deportiva va a ser similar a la de los últimos meses.
Una vez superada la cita de Río, Miguel Durán tiene previsto comenzar a estudiar una carrera universitaria y participar el próximo año en el Europeo, donde buscará una medalla.
Por último, nuestro protagonista nos cuenta que su ídolo es el nadador estadounidense Michael Phelps, “un ejemplo a seguir para mí, después de ver como en Pekín 2008 consiguió 8 medallas de oro”.

 

 

El apoyo de su familia
En toda esta meteórica progresión ha habido un pilar fundamental, el apoyo de su familia. Manuel Durán, su padre, nos cuenta que comenzaron sufriendo mucho al ver el mal resultado en 200 en la primera jornada. “Todos los nadadores que venían del Centro de Alto Rendimiento Blume, donde entrena mi hijo, no iban bien al inicio de la competición. Se estaba produciendo un efecto dominó y eso nos preocupaba”. “El segundo día, en el que ya se decidió que no nadara el 100, fuimos a verlo para intentar tranquilizarlo”, nos cuenta Manuel Durán, quien reconoce que, al ver que conseguía su hijo la mínima en los 400, se puso a llorar y a gritar de alegría.

Manuel Durán muestra preocupación en la falta de patrocinadores que tiene su hijo, al ser un deporte individual y con menos difusión en España que otros colectivos. “Ḿiguel ha despuntado en el peor momento, con toda la crisis económica, y esto nos supone a la familia un esfuerzo extra para poder apoyarlo en todas la competiciones. Por ejemplo, cuando fuimos a Kazán, a Rusia, tuvimos que contratar una empresa para gestionarnos el visado, y esto solo nos costó 800 euros, únicamente para entrar en este país. Veo muy complicado que podamos acompañarlo a Río de Janeiro, aunque lo intentaremos”.

 

La emotiva historia de la bicicleta en Sabadell
Manuel Durán, emocionado, nos narró uno de los momentos más duros que han vivido él y su mujer con respecto a la evolución de su hijo como nadador. Después de permanecer tres años en el Centro de Tecnificación de Cáceres perteneciendo al club que lo vio crecer, el CN Almendralejo, con 16 años, Miguel recibe una oferta del CN Sabadell, donde, por ejemplo, actual- mente entrena Mireia Belmonte. Se trata por tanto del equipo puntero a nivel nacional. Sus padres deciden darle la oportunidad de dar este salto de calidad, aunque ello suponía de nuevo un esfuerzo económico extra. Viajan a Sabadell y allí les explican que su hijo Miguel tendrá que nadar de 6 a 8 de la mañana, ir después al instituto a recibir sus clases de 2º de Bachillerato y continuar nadando por la tarde. Les indican el lugar donde se va a alojar y este se encuentra a mucha distancia de la piscina y Sabadell no tenía transporte público a esa hora de la madrugada. ¿Qué hicieron sus padres? Comprarle ese mismo día una bicicleta, un casco y un chaleco reflectante, para que su hijo, después de levantarse a las 5 de la mañana, con tan solo 16 años, cruzara Sabadell en bicicleta para poder llegar al inicio del entrenamiento a las 6 de la mañana. Con ese panorama tan duro y exigente para un chico de su edad, sus padres se despidieron de él conteniendo las lágrimas. Afortunadamente, al año siguiente fue becado y, actualmente, se encuentra en el Centro de Alto Rendimiento «Joaquín Blume», en Madrid, donde tiene muchas más facilidades y comodidades. La bicicleta se encuentra ahora en Almendralejo. Todo un ejemplo a seguir: el del nadador y el de sus padres.

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